Sala 19 A - Distrito Federal, México, 29 de junio de 2007


Sólo unos minutos, un respiro. Casi nada.
La oportunidad de ver el sol
acariciando la cara de los chilangos
en una fría mañana de sábado.

Es el mismo sol que brilla furiosamente en Cancún;
pero en el centro, mi centro, mi ciudad,
sus rayos tienen un matiz diferente,
más amigable, más sereno;
pareciera que aquí el astro se toma su tiempo;
te quemará, seguro, pero no de inmediato.

Ya se alistan los motores de la nave,
el avión que me alejará de aquí
hasta no sé cuándo.

Mi cuerpo irá a una velocidad increíble,
tan rápido que mi alma se rezagará en este lugar,

como siempre.

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