Para Leticia - México, DF, 2005

Me decías que me amabas,

¿cómo podías saberlo o decirlo?

Fuiste mi primera mordida en los labios,
mis primeros senos morenos y tristes,
mis primeras y suaves nalgas,
mi primer escondite húmedo y caliente.

Me escuchabas en ese tiempo vacío
de mis quince años,
cuando se supone debía sentirme muy solo.

Tú querías que estuviésemos siempre juntos.
Yo no tenía más que un par de monedas
y un corazón sin estrenar.

Juntos apilábamos un montón de tristeza
que nos comíamos poco a poco
con un poco de leche,
en los rincones oscuros del metro.

(Los besos con lágrimas y sangre
siempre dejan un mal sabor de boca).

Un día sentí el impulso de correr

lejos de ti.

Y ahora que de mis dedos tu aroma se ha ido,
que tus caricias moldean otro cuerpo,
y que nunca más me cantarás entre sollozos,
puedo decirlo sin pena alguna:

Te quise.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Anda, di lo que piensas. Para algo han de servir estas redes...