Delirio de Grandeza - Alexandro Jodorowsky y Boucq

Un yesero lleva un Cristo a una iglesia.
Constata que, en la calle, los paseantes
se postran a su paso.

Cree que es a él a quien rinden homenaje.
Siente que se convierte en Dios.
Rompe la estatua y abre los brazos.

No comprende por qué le tiran pedradas.

*De "El Tesoro de la Sombra", Textos de Alexandro Jodorowsky e ilustraciones de Boucq
Editorial Les Humanoides Associés, 1999

Metro I - Distrito Federal, 2005


Hoy, ya sin coche,
debí viajar en metro otra vez.
Es difícil (bastante)
no ponerse mal allá abajo.

No es sólo el calor.
No es sólo la peste.
No son sólo los cuerpos
frotándose con el vaivén.

Es la desesperanza generalizada y
tantas y tantas
y tantas
caras estúpidas.

* Foto editada de una obra de Pedro Meyer, de su colección "Herejías"

Puente Internacional Número 1 - Nuevo Laredo, 10 de julio de 2007


Afuera, este puto sol fronterizo parece tratar de desanimar a los cuerpos morenos que, cargando retazos de su vida en un par de maletas viejas (fotos familiares para la hermana que vive allá, los últimos ahorros para comprar ropa y zapatos para vender acá, aquellas figuras cursis de porcelana que fueron lo único que dejó la abuela al irse al más allá), hacen largas filas para ser férreamente cuestionado e inspeccionados, y en su caso, autorizados para entrar a la Tierra Prometida.

En sentido contrario la historia es distinta; a nuestras tierras (¿nuestras?) se internan camiones que lucen flamantes los logos mundialmente conocidos, traen de vuelta los pantalones que en las maquiladoras han hecho mujeres con piel de bronce, las pantallas gigantes que en México se han ensamblado y allá solamente empacado; lo mismo con los "turkeys" (guajolotes, que no pavos) que aquí se criaron, aunque los regresen rebanados, molidos, aplastados y con nombre en inglés.

Afuera, el caliente y sucio Río Bravo fluye en aparente calma, pues el verdor intenso de sus aguas esconde la sangre de quienes han intentado, sin conseguirlo, atravesarlo. Allá afuera, narcotraficantes, policía y gobierno fingen enfrentarse, hacen alianzas, las rompen, se matan, y una vez reacomodados siguen haciendo dinero. No se trata de que la coca, la marihuana, la seudo efedrina o las pastillas dejen de llegar hasta sus necesitados consumidores en ambos lados de la frontera, sino solamente de repartir de otro modo las rebanadas del abundante pastel.

Me asomo por la amplia ventana: como un monstruo indestructible, afuera se cae la chingada ciudad y se reconstruye a sí misma de nuevo. A mi no me importa, porque al menos por hoy estoy hospedado en una habitación de lujo.

Acabo de darme un baño de tina, y desnudo me dispongo a bailar como un imbécil al ritmo de Hello Dolly… Es el buen Louis Armstrong.

Tampico - 2 de julio de 2007


Tampico es hermosamente feo,
una ciudad de edificios viejos y descuidados
que vieron pasar su esplendor hace ya más de 50 años.

Esta urbe alberga comercios y bodegas;
muy cerca hay una playa insípida,
amplísima e inútil.

Supongo que es por ello que no me encuentro mal aquí,
es un buen lugar para esconderse y recobrar fuerzas.

Para Leticia - México, DF, 2005

Me decías que me amabas,

¿cómo podías saberlo o decirlo?

Fuiste mi primera mordida en los labios,
mis primeros senos morenos y tristes,
mis primeras y suaves nalgas,
mi primer escondite húmedo y caliente.

Me escuchabas en ese tiempo vacío
de mis quince años,
cuando se supone debía sentirme muy solo.

Tú querías que estuviésemos siempre juntos.
Yo no tenía más que un par de monedas
y un corazón sin estrenar.

Juntos apilábamos un montón de tristeza
que nos comíamos poco a poco
con un poco de leche,
en los rincones oscuros del metro.

(Los besos con lágrimas y sangre
siempre dejan un mal sabor de boca).

Un día sentí el impulso de correr

lejos de ti.

Y ahora que de mis dedos tu aroma se ha ido,
que tus caricias moldean otro cuerpo,
y que nunca más me cantarás entre sollozos,
puedo decirlo sin pena alguna:

Te quise.

Llueve - Sin Fecha

*

¿Qué se necesita para que el cielo deje de llorar?

Tal vez que se abra la tierra
y se trague todo lo que descubrimos entre los dos,

de un lado quedarás sólo tú,
con tus ojos miopes y locos,
y tu cuello con sabor a vainilla;

del otro lado sólo quedaré yo,
con un costal de dudas
que iré quemando en las noches frías.

O quizás simplemente se necesita un adiós
repetido hasta el infinito,
repetido hasta el infinito,
repetido hasta el infinito,

que por constante duela cada vez menos,
y estrangule poco a poco este “nosotros”,

cuyo corazón apenas latía,
con pulmones que aprendían a respirar,
y cuya piel muy levemente alcanzó a sentir

la lluvia mezclada con tus lágrimas.

* "La Despedida" - Pintura de Remedios Varo

INTERVIEW: MURCOF Space-time Continuum


Aquí dejo esta muy interesante entrevista a Fernando Corona - Murcof.

INTERVIEW: MURCOF Space-time Continuum

Posted using ShareThis

Sala 19 A - Distrito Federal, México, 29 de junio de 2007


Sólo unos minutos, un respiro. Casi nada.
La oportunidad de ver el sol
acariciando la cara de los chilangos
en una fría mañana de sábado.

Es el mismo sol que brilla furiosamente en Cancún;
pero en el centro, mi centro, mi ciudad,
sus rayos tienen un matiz diferente,
más amigable, más sereno;
pareciera que aquí el astro se toma su tiempo;
te quemará, seguro, pero no de inmediato.

Ya se alistan los motores de la nave,
el avión que me alejará de aquí
hasta no sé cuándo.

Mi cuerpo irá a una velocidad increíble,
tan rápido que mi alma se rezagará en este lugar,

como siempre.

Metro II - Distrito Federal, México, 2005




En el metro, sentado o de pie,
durante los tramos interminables entre estaciones,
cierro los ojos para que me abrace la oscuridad.

Esta realidad es tan triste, furiosa y ajena,
tan llena de mierda,
que no se le debe ver por mucho tiempo.

Despierto y veo mi reflejo en el cristal;
es un extraño quien me observa desde las sombras.

Cine Mexicano - 15 de diciembre de 2005



Tal parece que vivimos en una película de bajo presupuesto, y al igual que ocurre cuando nos viene a la mente la así llamada "Época de Oro del Cine Mexicano", nuestros recuerdos en blanco y negro, aún deterioradas por el tiempo y con todo y su sonido monoaural, parecen infinitamente mejores que esta secuencia de sinsabores que presenciamos actualmente, carentes de un guión estructurado, con fotografía deficiente, mala iluminación, diálogos insípidos, pero eso sí, escenas cargadas de expresiones visuales y auditivas de rebeldía inocua, que no pretenden revolucionar sino distraer.

En nuestro Cine Mexicano de permanencia involuntaria, no faltan las escenas de sexo sin justificación, lo mismo que las drogas y el alcohol. Sin embargo, hemos despojado a estas ganas de "ser" de todo misticismo y chispa creadora. Nos condenamos a interpretar personajes tan difusos que no son nada en lo absoluto, sólo extras en la película de alguien más, de esos papeles de los que nadie se acuerda. Siempre está la otra opción, para no perdernos en la papelera del editor, para que Dios no nos borre: Ser grotescos, exagerados hasta el ridículo. Para sobrevivir hay que ser la caricatura de nosotros mismos.

Dado que la trama es regularmente predecible, podemos apostar a que nuestra aparición en varias escenas tendrá para los otros espectadores-actores un significado cargado de retórica moralista o reminiscencias de un amor incomprendido y oculto, destinado a la tragedia y repetido ad infinitum.

¡Todos a escena!

Los Hijos - Tampico, 02 de julio de 2007

Eventualmente, los pequeños vendrán.
Ansiados o no deseados, los herederos llegarán.

¿Serán capaces de darse cuenta de nuestros errores
o los repetirán cíclicamente como nosotros?

Serán, seguramente, el resultado de una serie de coincidencias, algunas francamente ridículas, de sueños encontrados e impulsos naturales.

Probablemente serán (tristemente) nuestra única razón de vivir en la vejez.

¿Harán alguna diferencia en este jodido mundo?

¿Seguirán jugando a engañarse, a amarse a medias,
siendo felices en la comodidad?

Ya nosotros nos encargaremos de que mantengan la tradición:

Honrarán a sus padres llevando como credo la simulación.

Murcof - Mir y Ulysses

Para quienes no han tenido la oportunidad de escuchar algo de Fernando Corona, alias Murcof, aquí dejo un video de una de sus hermosas piezas minimalistas, Mir, perteneciente a su primer disco solista: Martes.



Este excelente músico es originario de Tijuana, México y, bajo su otro seudónimo, Terrestre, es uno de los fundadores de Nortec Collective, famosa agrupación que fusiona beats electrónicos con norteños tamborazos.

Sin embargo, el trabajo de Murcof en solitario dista mucho de esos lúdicos, aunque no menos disfrutables ayeres.

Su música por momentos evoca un universo oscuro, en donde las notas flotan en  el aire cual aurora boreal, llenando súbitamente de luz un lienzo tenebroso, aunque sólo de manera convenientemente intermitentemente.



En otras piezas, pareciera describir sin palabras la belleza del óxido carcomiendo de manera lenta, pero segura, una grandiosa escultura metálica, pero sólo para volverla real, para despojarla de un falso cromado protector.


Échenle una oreja... Se las va a regresar mordisqueada.

Calles sin sentido - Cancún, 15 de enero de 2007


Caminábamos tomados de la mano,
siempre por esas largas calles oscuras,
deteniéndonos (sólo de vez en cuando)

para besarnos,

para sentir nuestras humedades, nuestra vida,
queriendo convencernos de que aún no,
nuestra hora no había llegado aún.

Reafirmando nuestra fugaz felicidad,
simulando que el miedo no existía,
así nos íbamos amando,
protegidos por la pesada noche.

Solos, caminábamos hasta llegar a esos túneles
en que los trenes cargados de cadáveres
encontraban su camino.

Un convoy nos estaba esperando.

Nos abrazábamos con más fuerza
al sabernos desprotegidos.
Entonces éramos desnudados a media luz
y arrojados inevitablemente con el resto.

¿Te acuerdas?

No faltaba nunca algún muerto
que al vernos entrelazados,
recordara lejanamente que alguna vez,
en algún lugar,

quiso querer.

Tampoco se hacía extrañar
aquel perro cuerdo que ladraba con toda su fuerza desde el andén:
“¡Malditos, se morirán!,
¡Eso no se hace!”

Estaba también aquel mendigo mugroso,
que acostumbraba limpiarse la boca
para besarnos en la frente
y luego relamerse el bigote.

Como todo, la noche terminaba;
un tren tras otro era vomitado desde la cueva hacia su destino
y salíamos de las sombras.
“¡Buenos días!”
parecían chillar las ruedas sobre los rieles.

Arriba, las vías llegaban siempre
hasta una bifurcación inevitable.

Las mujeres en las azoteas
empezaban a fabricar nubes blancas,
y entonces te perdía

hasta la noche siguiente.

Parabola



"This body holding me reminds me of my own mortality. Embrace this moment, remember:

We are eternal, all this pain is an illusion."

Love, Love, Love (all you need is) - México, D.F, 2001


"Es simple y sencillamente
tristeza compartida",
me dijo un noche una vieja diosa Griega
refiriéndose al amor.

Por mi condición mortal
y pese a mis múltiples esfuerzos (lo juro),
jamás logré hacerla reír.
Supongo que era demasiado joven
o tonto para ella.

"Traición y olvido", según una ranita.
Así lo dijo cuando por fin abrió los ojos
para encontrarme en el lecho con su hermana.
Se lo habíamos dicho ya,
se lo gritamos al oído.
pero entonces no quiso saber.

"Dolor y sangre"
sollocé con voz entrecortada,
la boca y una costilla rota,
cuando una negraza,
tierna como un huracán,
me enseñó que así era.

A últimas fechas,
no sin cierta dificultad, hallé en un lindo pez
(como una bocanada de aire fresco)
algo de paz y compasión.

Hoy que escribo estas tontas líneas,

solo,

me doy cuenta de que jamás
le pregunté a nadie lo que es el amor.

Nunca lo pregunté,
porque no quería saberlo.

¿Por qué la insistencia en hacerme comprender?

Esto del eterno retorno es sólo una trampa barata,
una forma de chantaje,
una cruz,
un castigo…

Elijo flotar.

Mis Fotos en Flickr


Esta es una muestra de las fotografías de México que he registrado durante mis viajes... Enjoy and leave a comment!

Mi Padre I - México, D.F. 2005

Pegaba a sus dos hijos
y aún así le querían.
No mucho,
pero le querían

Menospreciaba a todo el mundo
y aún así era admirado.
No demasiado
Pero jamás fue ignorado

Maldecía a Dios
y aún así fue ayudado
por algo o alguien (no soy un gran creyente).
y jamás cayó.

Despreciaba a mi madre
y aún así ella consiguió enamorarse de él.
A su extraño y enfermizo modo,
pero lo amaba.

Escuchaba cantos de libertad,
pero jamás se desprendió de su pasado.
Comprendía la tonada y la letra,
pero tuvo miedo de cantar a coro.

Los libros armaron su mente
y estaba listo para pelear.
¡Lo sabía, debía hacerlo!
Pero prefirió venderse como una puta.

Ahora que por fin lo he enfrentado
y le he escupido a la cara,
me da cierta lástima.

Sin embargo, debo agradecerle,
copuló con mi madre
y yo fui concebido
en un nada glorioso momento,
pero aquí estoy, al fin y al cabo.

Y puedo escribir esto
que no es muy bueno,
¡Carajo, no es nada bueno!
pero aquí lo tienes.

Papantla (fragmento) - Viernes 25/XII/1998

Finísimas gotas de lluvia golpean sin cesar mi cara desde muy temprano por la mañana; poco a poco siento cómo la humedad se me filtra por los poros hasta finalmente empaparme el alma. Me doy cuenta de que tengo el cuerpo totalmente anegado sólo hasta que a mis labios y mi lengua llega un rastro de sal, justo el sabor de tu recuerdo.

...

Con el agüita constante, el pueblo todo se percibe gris como yo, me gusta. Se acuestan temprano al no encontrar nada más que hacer. Me parece que no duermen todo el tiempo, sino que hablan para sí. Yo, como ellos, pienso en todo lo que la rutina habitual nos arrebata de la mente: los deseos más oscuros, alguna sensual caricia del pasado o porvenir, una rencilla aún pendiente, o tal vez una dolencia añeja, siempre presente, pero que hoy por la humedad se crece ante nuestros nervios. Puede que ellos maquinen un plan para el día soleado que vendrá mañana... Yo solamente espero a que en algún momento deje de llover para ver qué sigue después.

...

Ni siquiera en la compañía de los desmemoriados Buendía puedo dejar de pensar en ti. Incluso ahora, mientras me detengo a contemplar el paisaje tropical, puedo dejar de dolerme por la ausencia de tu boca, tu cabello y tus formas, elementos frescos aún en la memoria de cada uno de mis dedos, de mis labios y de mi sexo, contra el que no podías dejar de frotarte como gata en celo.

¡Si tan sólo se me hubiese ocurrido amarrarte para siempre y cargarte a mis espaldas! Ahora estoy condenado a esta ausencia de peso que me hace volar a la menor ventisca.